En el periódico La Vanguardia de ayer aparece en la contraportada una entrevista muy interesante realizada a John Carlin, periodista y escritor. No versa sobre la educación de los hijos pero sí habla de la importancia que tiene el ejemplo y la coherencia para sustentar e inspirar respeto a los demás y, por lo tanto, ser un modelo a imitar.
Amor, coherencia y sentido común
Aunque no seas el mejor de los pedagogos, aunque no sepas técnicas ni estrategias educativas, si eres coherente y si detrás de tu coherencia descansa el más profundo amor por tus hijos (no el amor fácil sino el responsable, el que toma decisiones difíciles y a veces dolorosas) entonces vas por el buen camino. Ser un buen ejemplo a imitar por tu hijo te facilita tu trabajo como formador en más de un 75%.
El secreto de una educación eficaz no es exigir. El secreto es saber amar a los hijos y, con ese sentimiento, exigirnos primero a nosotros mismos:
Si tu objetivo siempre ha sido ser “el mejor amigo” de tu hijo...¿por qué te lamentas ahora de que no te profese el respeto que conlleva la figura paterna?
¿Por qué castigas a tu hijo cuando te falta al respeto cuando eres tú el que siempre acaba gritando en las discusiones de pareja?
¿Te has parado a pensar en el mensaje que le trasmites cuando tienes “aparcado” en un rincón de tu casa a tu propio padre, ya anciano, o cuando lo visitas en la residencia una vez al mes? ¿Cómo puedes quejarte de que tu hijo no es cariñoso ni detallista contigo?
¿Crees que será sincero contigo tu hijo si ve que tu mientes en la biblioteca cuando has perdido un libro y debes comprar otro?
¿Con que derecho les exiges a tus hijos sobriedad en los caprichos si eres el primero que sucumbe a la publicidad y a las modas?
¿Crees que te tomarán en serio cuando les insistes en que leer es muy importante para su futuro si siempre te ven haciendo zapping con el mando del televisor?
¿Cómo puedes trasmitirles la idea de que sus estudios son importantes para ti si nunca tienes tiempo ni interés para hacer tutorías con sus profesores?
¿Sabes el daño que les haces cuando criticas delante de ellos a sus profesores, a amigos, a personas allegadas?
¿Has llegado a pensar le profunda herida que les haces en su personalidad cuando juzgas gratuitamente y comentas sin conocimiento de causa y/o prejuicios los acontecimientos del día a día?
¿Por qué te quejas de que tu hijo es desobediente si las normas de tu casa dependen más del humor del día que de los principios que hay detrás de ellas?
Septiembre está a la vuelta de la esquina. Tomaros un tiempo estas vacaciones para detectar errores pasados y buscar soluciones. No dejéis el trabajo de planificación para cuando hayan empezado los colegios pues también habrán empezado las prisas y la falta de tiempo.
Sed precavidos, sed realistas y, sobretodo, sed conscientes de la influencia que vuestro comportamiento y pensamiento tiene en vuestros hijos.Empezad a “educaros” a vosotros y exigiros al cien por cien para que educar a vuestros hijos sea un paseo delicioso y no una dura cruzada cuesta arriba.
fuente: solo hijos
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