El dormitorio es uno de los lugares fundamentales en nuestra vida. Es el espacio del sueño, del descanso, de la reflexión, de la convivencia y, cómo no, del sexo. Un territorio íntimo que compartimos con nuestra pareja o en el que refugiamos nuestra soledad. Por eso es uno de los lugares donde más debemos cuidar la armonía y el equilibrio. Un dormitorio con un buen Feng Shui nos permitirá despertarnos mucho más descansados, en paz con nosotros mismos y, sobre todo, con vitalismo suficiente para afrontar el nuevo día.
La cama es el mueble que debe gobernar el dormitorio. Todo tiene que disponerse en torno a ella, guardando las proporciones y distancias justas. En primer lugar, a la hora de orientar el cabecero hay que tener en cuenta que aquello que veamos desde la cama será siempre lo último y lo primero que retengamos en nuestra retina. Cuanto más caótica sea esa imagen, de menor calidad será nuestro descanso. Cuanto más armónica sea esa percepción, mayor placidez nos ofrecerá.
Ni ventanas ni puertas Por este motivo, la cama no debe dar a un baño ni a un pasillo abierto. Si es posible, es conveniente que tampoco esté situada de cara a una puerta. En caso de que sea inevitable, siempre se pueden usar cortinas o biombos para marcar una separación y aislar la cama del pasillo. Tampoco es aconsejable colocar la cama bajo una ventana -esto nos transmitirá sensaciones de desprotección- ni bajo un depósito de agua.
Las paredes con cañerías estimulan la energía vital (o chi) y, por tanto, interfieren en el descanso y favorecen el insomnio.
Por último, no debemos colocar la cama cerca de una viga, ya que estos elementos aportan una sensación de carga que acaba siendo un mal augurio, pues las vigas reflejan el peso -moral, laboral, mental...- que cae sobre nuestros hombros.
Los puntos cardinales.Todas las orientaciones geográficas son favorables si se cuida el conjunto del dormitorio. Aún así, cada disposición posee su propio significado:
Una cama orientada al Sur: fortalece la intuición y estimula los sueños y la capacidad de retención.
Una cama orientada al Norte: favorece la salud y la energía vital.
Una cama orientada al Este: provoca dinamismo y ganas de vivir.
Una cama orientada al Oeste: constituye un buen mecanismo contra el estrés y la agitación.
Dependiendo de tus necesidades, puedes optar por colocar la almohada en cualquiera de estos cuatro puntos cardinales.
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